Reflexiones a 74 años del derrocamiento de Isaías Medina Angarita
Publicado: 18/10/2019 06:00 AM
Tenía suficiente tropa y gran parte de las fuerzas armadas a su favor, pero quiso evitar un baño de sangre. Declinó los privilegios de mantenerse en el poder mediante un costo de vidas, que a la luz de su conciencia, de hombre de bien, no podía asumir.
Podría haber aplastado el golpe de estado en su contra, pero no quiso exponer a sus alumnos, los cadetes y soldados de la escuela militar al enfrentamiento de hermanos contra hermanos.
Uno de sus grandes aciertos fue haber legalizado la actividad de los partidos políticos, entre ellos al Partido Comunista de Venezuela - PCV. En tiempos de la cacería de brujas emprendida por el macartismo recalcitrante, eso era un pecado mortal digno de la hoguera.
Su otra gran culpa fue haber concedido por primera vez en la historia el voto a la mujer, consagrando así el derecho universal de elegir y ser elegidas para cargo públicos.
Otro de sus pecados capitales fue haber promulgado y decretado la novísima Ley de Hidrocarburos mediante al cual los recursos provenientes de la explotación del petróleo eran divididos en parte iguales entre el Estado Venezolano y las empresas extranjeras (Fifty-Fifty).
También fue derrocado porque obligó a las transnacionales del petróleo a refinar gran parte del crudo dentro de nuestro territorio. Las refinerías de Punta Cardón y Amuay fueron construidas como resultado de dicha política de Estado.
Eran tiempos de la Segunda Guerra Mundial y en dicha coyuntura hizo aumentar la extracción de crudo triplicando la producción. Con los ingresos extraordinarios del petróleo apalancó el desarrollo del complejo industrial de las empresas básicas del Bajo Caroní, construyó escuelas, hospitales y erradicó el analfabetismo.
Fue titular de la cédula de identidad número 1, así como del primer título de conducir. Modernizó el ejercicio de la función pública, construyó el primer gran complejo habitacional de carácter social (El Silencio) y edificó el campus de la Universidad Central de Venezuela.
Pero en ese charco en que siempre se ve empantanada la vende patria ultraderecha venezolana, no falto quienes le hicieran el favor a la CIA, y se prestaran al hecho anti-histórico de truncar el gobierno más progresista que hasta entonces había existido.
Isaías Medina Angarita había restablecido la libertad prensa, abrió las mazmorras del gomecismo para liberar presos, crea el sistema de Seguridad Social más avanzado en Latinoamérica (Ley del IVSS), promueve la organización sindical y decreta el 1º de Mayo como Día Internacional del Trabajador, hecho revolucionario que disgustó enormemente al General López Contreras y crispó los pelos de punta a todo el funcionariado de la Embajada Norteamericana.
El derrocamiento de este notable estadista fue el comienzo de una clase de efecto domino que desencadeno décadas de inestabilidad política. Todos los gobiernos subsiguientes perdieron soporte histórico y quedaron fuera del curso natural del cauce democrático, hasta que llegó Hugo Chávez y sentó las bases de la democracia participativa y la Revolución Bolivariana.
¡Honor a quien honor merece!
¡Hasta la Victoria siempre! ¡Venceremos!
ALEJANDRO CARRILLO
a.carrillo.g.2019@gmail.com