Masacres en Colombia: Herencia uribista que resurge bajo la presidencia de Duque
Publicado: 26/08/2020 05:00 PM
Colombia, uno de los más grandes exportadores de flores a nivel mundial, tiene una flor muy bonita, con el significativo nombre "No me olvides", que ha perpetuado los recuerdos de los enamorados y ahora se usa para no olvidar a las víctimas de las masacres que cada día se suman a las estadística. Casi 50 de estas fatalidades han sucedido en lo que va de 2020, que lamentablemente podría incrementarse luego de la fecha de publicación de esta nota investigativa.
Los jóvenes son los más vulnerables en esta nueva etapa de "homicidios colectivos" como prefierió llamarlos el presidente del país neogranadino, Iván Duque en días pasados, para evitar el brusco nombre de masacre.
Ocho sucesos en 20 días han encendido nuevamente las alarmas, dejando más de 30 muertos; seis menores de edad, tres comuneros indígenas del resguardo awá de Pialapí Pueblo Viejo, en Nariño, y siete jóvenes menores de 26 años.
Al parecer en Colombia no solo se debe cuidar de la Pandemia que azota el mundo sino de las matanzas que se están volviendo cada vez más recurrentes. Grupos armados protagonizan las masacres para amedrentar a la ciudadanía, de lo que se puede ver desde la casa por cárcel del líder paramilitar Álvaro Uribe Veléz, se ha desatado una violencia sistemática en todo el territorio.
¿Por qué los matan? Según la periodista colombiana Paola Fernández, los líderes sociales son los únicos que pueden organizar al pueblo para acabar con la guerra civil que tiene más de 60 años, desde la muerte de Gaitán que desencadenó en el Bogotazo, pariendo a los grupos armados que siguen hasta hoy por todo el territorio.
Fernández asegura que una de las cosas que más indigna al pueblo colombiano es el nombre que Duque les puso: "homicidios colectivos" en lugar de masacres, que es lo que realmente sucede. Los medios de derecha quieren tapar lo que está pasando poniéndole ese nombre para minimizar o ridiculizar la matanza sistemática de dirigentes neogranadinos, remata la investigadora.
La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), documenta las casi 50 masacres sucedidas entre el 11 de enero y el 22 de agosto, siendo Antioquia, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Putumayo, los departamentos con mayor número de masacres en lo corrido de 2020. Esto muestra cerca del 72 % del total registrado en todo el país, la mayor cantidad de víctimas: 134 de 181, aproximadamente el 74 %.
Otro dato importante los tiene la Fiscalía General de la Nación, ente que asegura que entre noviembre de 2016 a julio de 2020, en Cauca se presentaron 57 asesinatos a líderes sociales; en Antioquia, 48; en Norte de Santander, 32; en el Valle del Cauca, 26, y en Putumayo, 20; inscritas la mayoría de las familias a los Planes de Sustitución Voluntaria de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), previstos en el Acuerdo de Paz.
Las masacres no parecen ser al azar, cuando observamos que en algunas se aniquilan varios miembros de una misma familia como lo sucedido en la masacre en Piamonte (Cauca), en la que acabaron con la vida de cinco miembros de la familia Gasca Ortega, o en la masacre de Mercaderes (Cauca), en la que asesinaron a cuatro miembros de la familia Narváez Daza, como reseña el medio colombiano El Espectador.
El grotesco regreso de la violencia a Colombia muestra dos lecturas y en ambas es protagonista el expresidente Álvaro Uribe Veléz. Las masacres como venganza por su encarcelamiento o el amedrentamiento por el mismo caso, mostrando el falso espejismo que sólo él puede parar la pesadilla que vive el pueblo de García Marquez. En este caso esperar es tormentoso cuando se trata de justicia, más como lo describiera el Defensor Público de Venezuela, Tareck William Saab, en una rueda de prensa el pasado 20 de agosto haciendo referencia a lo sucedido en el país vecino . "Uribe convirtió a Colombia en un cementerio público".
Los jóvenes son los más vulnerables en esta nueva etapa de "homicidios colectivos" como prefierió llamarlos el presidente del país neogranadino, Iván Duque en días pasados, para evitar el brusco nombre de masacre.
Ocho sucesos en 20 días han encendido nuevamente las alarmas, dejando más de 30 muertos; seis menores de edad, tres comuneros indígenas del resguardo awá de Pialapí Pueblo Viejo, en Nariño, y siete jóvenes menores de 26 años.
Al parecer en Colombia no solo se debe cuidar de la Pandemia que azota el mundo sino de las matanzas que se están volviendo cada vez más recurrentes. Grupos armados protagonizan las masacres para amedrentar a la ciudadanía, de lo que se puede ver desde la casa por cárcel del líder paramilitar Álvaro Uribe Veléz, se ha desatado una violencia sistemática en todo el territorio.
¿Por qué los matan? Según la periodista colombiana Paola Fernández, los líderes sociales son los únicos que pueden organizar al pueblo para acabar con la guerra civil que tiene más de 60 años, desde la muerte de Gaitán que desencadenó en el Bogotazo, pariendo a los grupos armados que siguen hasta hoy por todo el territorio.
Fernández asegura que una de las cosas que más indigna al pueblo colombiano es el nombre que Duque les puso: "homicidios colectivos" en lugar de masacres, que es lo que realmente sucede. Los medios de derecha quieren tapar lo que está pasando poniéndole ese nombre para minimizar o ridiculizar la matanza sistemática de dirigentes neogranadinos, remata la investigadora.
La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), documenta las casi 50 masacres sucedidas entre el 11 de enero y el 22 de agosto, siendo Antioquia, Cauca, Nariño, Norte de Santander y Putumayo, los departamentos con mayor número de masacres en lo corrido de 2020. Esto muestra cerca del 72 % del total registrado en todo el país, la mayor cantidad de víctimas: 134 de 181, aproximadamente el 74 %.
Otro dato importante los tiene la Fiscalía General de la Nación, ente que asegura que entre noviembre de 2016 a julio de 2020, en Cauca se presentaron 57 asesinatos a líderes sociales; en Antioquia, 48; en Norte de Santander, 32; en el Valle del Cauca, 26, y en Putumayo, 20; inscritas la mayoría de las familias a los Planes de Sustitución Voluntaria de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), previstos en el Acuerdo de Paz.
Las masacres no parecen ser al azar, cuando observamos que en algunas se aniquilan varios miembros de una misma familia como lo sucedido en la masacre en Piamonte (Cauca), en la que acabaron con la vida de cinco miembros de la familia Gasca Ortega, o en la masacre de Mercaderes (Cauca), en la que asesinaron a cuatro miembros de la familia Narváez Daza, como reseña el medio colombiano El Espectador.
El grotesco regreso de la violencia a Colombia muestra dos lecturas y en ambas es protagonista el expresidente Álvaro Uribe Veléz. Las masacres como venganza por su encarcelamiento o el amedrentamiento por el mismo caso, mostrando el falso espejismo que sólo él puede parar la pesadilla que vive el pueblo de García Marquez. En este caso esperar es tormentoso cuando se trata de justicia, más como lo describiera el Defensor Público de Venezuela, Tareck William Saab, en una rueda de prensa el pasado 20 de agosto haciendo referencia a lo sucedido en el país vecino . "Uribe convirtió a Colombia en un cementerio público".