Madre África y su aporte a la libertad americana
Publicado: 15/05/2019 02:53 PM
En los escenarios naturales de la Sierra de Coro, en la Hacienda Las Macanillas, a principios de mayo de 1795, estalló un movimiento liderizado por el negro José Leonardo Chirinos. Hecho este ocurrido en consonancia con los movimientos libertarios de Haití tras los ecos transcontinentales de la Revolución Francesa de 1789.
La africanidad forzosamente trasplantada a nuestros suelos fue el elemento social que más padeció los abusos y maltratos de 300 años de colonización española.
El sistema de desigualdades de la corona junto a los tratos crueles, inhumanos y degradantes, devino en un proceso de descontento que trajo como consecuencia las fugas, motines e insurrecciones de negros esclavos.
La prosperidad obtenida sobre la crueldad de la esclavitud comenzó a agrietarse en todo el continente americano cuando la proliferación de cumbes y alzamientos pusieron en grave riesgo la economía imperial, haciéndose cada vez más necesaria la ruptura con la metrópolis de Madrid.
Desde el siglo XVI comenzaron a aparecer los cumbes y cimarroneras en las zonas costeras de la Capitanía General de Venezuela, los mambises en las Antillas, los quilombolas en Brasil y las familias negras fugitivas en los Estados Unidos. Estos movimientos solo aspiraban el oxígeno de la libertad plena, el reconocimiento de derechos esenciales, a una vida digna, así como un status social en igualdad de condiciones para todos los hombres y mujeres descendientes de la madre África.
La selva impenetrable eran espacios casi inaccesibles a los cuales no estaban acostumbrados los negreros esclavistas. El conocimiento del escenario geográfico y las rutas de escape por parte de los esclavos perseguidos se hizo un arma vital para repeler y desorientar a los amos terratenientes.
Desde la primera cimarronera de la Goajira en 1583, pasando por la sublevación de los negros perleros en las Costas de Cumaná y Margarita en 1630 y la sedición de Nirgua en 1628, seguida por los Cimarrones de Caracas en 1653, posteriormente el alzamiento de Julián Cayetano y su mujer Juana Inés, las rebeliones de negros e indios de 1785 con sus ataques constantes para robar ganado y comida, la conspiración de cimarrones de Río Caribe-Carupano-Cumaná y Cariaco contra los esclavistas, la resistencia de los esclavos de Curiepe, la rebelión de José Leonardo Chirinos, hasta la Conspiración de Maracaibo liderada por Francisco Javier Pirela y otros mulatos haitianos se cuentan 13 rebeliones en tres siglos de cruenta resistencia y búsqueda de la libertad en Venezuela.
Cuando se hace un breve repaso y revisamos el amor de Simón Bolívar a sus nodrizas la Negra Matea y la Negra Hipólita; cuando leemos acerca de la gesta heroica de Pedro Camejo "Negro Primero", de Leonardo Infante y Juan José Rondón; o si nos acercamos a la grandeza del Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa; si extrapolamos a las Antillas vemos al eminente catedrático jamaiquino Rex Nettleford, al legendario Bob Marley; a los cubanos Nicolás Guillen, Benny More, Celia Cruz y Teofilo Stevenson; y si nos asomamos en el ámbito norteamericano nos topamos con las proezas olímpicas del atleta Jesse Owens quien en la Olimpiadas de 1936 puso en ridículo la falsa superioridad aria de Adolf Hitler. Podemos atestiguar el genio deportivo de Mohamad Alí, de la magnificente voz del abogado cantante y activista socialista Paul Robenson y dar fe cierta de la grandeza político espiritual del más elevado vuelo de Martín Luther King y Malcom X; solo por nombrar unos pocos. Entonces no podemos menos que rendir homenaje a la Madre África y ver con ojos de perplejidad a los supremacistas de la Casa Blanca y el Ku Klux Klan que persisten en su odio visceral e insisten en la estulticia de su credo racista y su bastardía imperial.
El 10 de mayo de año 2005, Hugo Chávez Frías, para rendirle tributo a la Madre África, y honrar la sagrada memoria de estos precursores de nuestra independencia, declaro el Día Nacional de la Afro-venezolanidad, fecha que nos indica no solo nuestro verdadero origen antropológico sino la génesis de nuestra historia y a los primeros mártires de nuestra libertad.
ALEJANDRO CARRILLO
a.carrillo.g.2019@gmail.com