II Centenario de la hazaña de Pantano de Vargas
Publicado: 25/07/2019 10:27 AM
“La ley de la
guerra es lo inesperado” (Foch). El 04 de Junio de 1819 el Libertador cruzó el Arauca y se adentró en territorio
granadino. Llevaba 2.146 combatientes, sin contar los cuidadores del parque,
los equipajes y guerreras mujeres que también eran diestras en el manejo de
armas. Lo acompañaban el Coronel José de la Cruz Carrillo al mando de los
Bravos de Apure, Ambrosio Plaza, José
Antonio Anzoátegui y un escuadrón de los “Guías
de Apure” al mando del legendario Juan José Rondón, entre otros.
Comenzaba así la
liberación de la Nueva Granada. El Libertador dejaba atrás una Venezuela arruinada y despoblada por 10
años de esfuerzos sangrientos y
sacrificios anónimos. Era la época de lluvias, tantos los llanos de Apure como
los de Casanare eran inmensos lagos, las lluvias heladas de los andes a veces
salpicada de granizo esperaba a este ejército semidesnudo.
Toda esta operación
se realizó en secreto. Ni morillo en Venezuela ni Sámano, Virrey de la Nueva
Granada, advirtieron la presencia de Bolívar y su ejército en suelo gran
colombino. El mismo ejército libertador
pensó que iban rumbo a Cúcuta, en realidad Bolívar, ocultando toda evidencia,
los conducía al piedemonte de las
llanuras del Casanare para comenzar el ascenso de los Andes.
En menos de 75
días Bolívar marchó 836 kilómetros, desde Mantecal hasta Santa Fé de Bogotá,
sosteniendo siempre en alto la moral de
un ejército en su mayoría de jóvenes
inexpertos, llaneros, lanceros, tropa y
legionarios ingleses-polacos-irlandeses y hannoverianos. La estrategia
era avanzar sorpresivamente sobre Bogotá, la determinación irreductible era culminar su gran proyecto político, la consolidación
de una confederación de naciones: la
Gran Colombia.
Los habitantes de
la Nueva Granada están desprevenidos, la devastación de la guerra no los había
afectado, no sufrieron en esta década bélica mayores altibajos, practicaban sus
refinadas costumbres, bebían chocolate, diariamente iban a misa, fumaban
tabaco y fomentaban un tono irónico en el carácter de sus
conversaciones y estilo de vida. Sus ciudades no sufrieron sino más bien
florecieron en el contexto de la Guerra de Independencia. La industria textil
creció, la explotación del oro aumentó y
el sistema económico basado en el
trueque lo convertía en un virreinato que maneja millones en pesos. Morillo
había preferido practicar la guerra de tierra arrasada contra los patriotas en
territorio venezolano y dejar a la Nueva Granada como depósito de buenas
provisiones y refuerzos que nunca les faltaron.
Bolívar al frente
de un contingente desprovisto de ropa, calzado y buenas provisiones cruzó
inmensas llanuras y ascendió elevaciones de hasta 3.620 metros para incrustar
por sorpresa sus fuerzas en el corazón de la Nueva Granada. Allí estaban acantonadas las fuerzas monárquicas,
ejércitos profesionales muy bien equipados y alimentados al mando de José María
Barreiro.
El 04 de julio
comenzó la Odisea, en el primer día los pocos caballos que no se habían ahogado
en las llanuras del Casanare murieron, fue imposible transportar nada excepto
los cañones. Los soldados debieron arrojar sus raciones para cuatro días en el camino, las lluvias y
granizo caían constantemente apagando las débiles fogatas de los campamentos.
El viento helado congelaba hasta la médula de los huesos. Pero afortunadamente
los españoles ignoraban que, estos leales seguidores de Bolívar, avanzaban
indetenibles en su marcha victoriosa. Este cruce secreto permitió a Bolívar una
corta tregua para recuperar la integridad de sus leales compañeros de lucha.
Después del cruce
del inclemente Páramo de Pisba, la gente oprimida de Socha salió al encuentro
con víveres, cereales pan de trigo y
chicha fermentada. Fue un Oasis para los patriotas, fueron bien recibidos y
Bolívar vio que sus esperanzas no lo habían traicionado. No escatimó tiempo y
esfuerzos para reorganizar a su ejército y reubicar a los cientos que habían
quedado diseminados en la cruenta travesía. También parte de los equipos caídos
en los desfiladeros fueron recuperados. Finalmente la retaguardia compuesta por
la Legión Británica al mando de James Rooke y Carlos Soublette arribó para
sumarse a la campaña.
El día 11 los
patriotas fueron rechazados por las fuerzas realistas en el combate de Gameza.
El General realista Barreiro observó con desprecio como las desvestidas tropas
de Bolívar atacaban y expresó: “Estos
mendigos nunca nos arrebatarán la Nueva Granada”.
Bolívar trazó un plan para impedir que los realistas
recibieran suministros de Bogotá y
durante cuatro días avanzó tratando de flanquear al ejército de Barreiro para
aniquilarlo en una acción envolvente.
Al mediodía del
día 25 de Julio ambos ejércitos se encontraron frente a frente en el Pantano de
Vargas, Tras seis horas de batalla toda
la acción estaba comprometida, la derrota era inminente y al punto de perder
las posiciones Bolívar exaltó el tono de voz dirigiéndose a Juan José Rondón: Coronel, ¡Salve Usted a la Patria!
, a lo cual respondió el lancero: ¡Mi General es que Rondón todavía no ha peleado!
En el momento más
desesperado de la batalla Rondón y sus
llaneros, héroes de Las Queseras del Medio, con tan solo catorce lanceros sobre sus cansados rocinantes,
lanzaron una fulminante contraofensiva
sobre la caballería e infantería
española, partiendo en dos el bloque de
las mismas y abriendo la brecha para que nuestras fuerzas destrozaran a los
realistas.
En esta acción se
destacaron Leonardo Infante, Lucas Carvajal y otros 300 patriotas que dejaron sus vidas tendidas sobre esa
ciénaga de montaña. El Coronel James Rooke durante la primera carga embistió su legión extranjera contra los realistas
recibiendo un balazo que le destrozó el
brazo, el cual fue luego amputado por un médico irlandés. Rooke tomando el
brazo amputado lo alzo y exclamó:
¡Viva la Patria!, algunos le
preguntaron si su patria era Inglaterra o Irlanda, a lo que respondió: “esta tierra que me dará sepultura”. A los pocos días falleció.
El parte de
guerra del general realista a su virrey fue el siguiente:
“su destrucción – escribía el español – era
inevitable y tan completa, que ni uno hubiera podido escaparse de la muerte. La
desesperación les inspiro una resolución ejemplar: su caballería e infantería
saliendo de los abismos en que se hallaban, treparon por aquellos cerros con
furor: nuestra infantería no pudo resistir sus fuerzas.”
Desde Angostura
hasta la Nueva Granada Simón Bolívar
anduvo 1.849 kilómetros, después de la proeza de Pantano de Vargas sobrevino la
victoria definitiva en Boyacá y la despavorida huida del Virrey. Desde ese
entonces El Libertador se refirió a esa fecha como el Día de San Rondón.
a.carrillo.g.2019@gmail.com