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El humor en tiempos de cuarentena: La inteligencia social

En esta cuarentena cuaresmal se recomienda entre otras escenas magistrales de Charles Chaplin, la del globo terráqueo de “El Gran Dictador”
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Publicado: 31/03/2020 03:02 PM

La risa es un fármaco natural que fortalece el ánimo, potencia al  sistema inmunológico, evita  contagios, reduce la tensión arterial, disminuye la ansiedad, elimina el stress contribuye a elevar  las hormonas de la felicidad  y mejora la calidad de vida de todos. Un adulto ríe entre 15 a 100 veces al día (una tasa muy baja) mientras que los niños, en forma natural,  ríen hasta 300 veces. Al reír el organismo libera gran cantidad de los “cuatro agentes bioquímicos de la felicidad” (endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina), que nos protegen contra infecciones, evitando la diabetes, la hipertensión, elimina el stress, erradica la depresión y  previene el cáncer.

Dicho  lo anterior,  agreguemos la medicina ancestral de nuestros pueblos originarios, cuyos secretos están encerrados en nuestros jardines, parques, bosques y selvas.  Resulta  hilarante saber   que por esto somos una potencia inusual, extraordinaria, un peligro eminentemente avasallante para la industria farmacológica estadounidense y sus empresas aseguradoras.

La “frustrachera “, se apodera de  Casa Blanca: Venezuela y Cuba tienen los más bajos índices de contagios, propagación y fallecidos de todo el  hemisferio. Estos socialistas son gente  disciplinada, sus gobiernos legítimos eficientes. En Cuba producen la curación, y en Venezuela  toman brebajes naturales efectivos.  Se les retuerce el hígado, ponen una mueca de furia y  se les ve la costura, lo cual agrega un poco risa y algo de asombro al pandemónium que desde allá, ellos mismos, han desatado. Los médicos cubanos son objetados por la CIA,  y vendrán   sanciones contra los Dres. Gracián Rondón y Sirio Quintero,  creadores de una nueva ciencia, portadores de suficientes títulos académicos y de un comportamiento ético profesional intachable. Pondrán  precio a sus cabezas.

El humor es inteligencia social, medicina natural y además el medio más contundente del que disponemos para combatir la prepotencia del fascismo norteamericano y su secuela de  amarguras. Es un contragolpe letal contra quienes justifican invasiones, contra  los que alzan dogmas neoliberales, es una demoledora herramienta que estremece a un imperio que ya se precipita en caída libre.

La inteligencia social es dialéctica, su humor  nace de la contienda,  no es solo literatura, es improvisación y contrapunteo, se difunde masivamente por contagio espontaneo en las redes. Es el lance de Florentino que se enfrenta, contra golpea, y derrota al Diablo. Pese a que tanto se ha escrito sobre su fuente y tanto se ha indagado sobre su origen, es difícil descifrar los códigos que le dan vida. Es un dardo a la estulticia de  quienes se sienten orgullosos de su propia ignorancia.  Freud lo describe como “algo sublime y elevado”.

En esta cuarentena cuaresmal se recomienda ver dos escenas magistrales de Charles Chaplin, la escena del globo terráqueo de “El Gran Dictador” de Charles Chaplin, https://www., cualquier parecido con Donald Trump es pura coincidencia. A los supremacistas de los  Estados Unidos también les reventará en la cara la burbuja de todos los fraudes financieros y descalabros militares  expan-sionistas. La escena de la fábrica en “Tiempos Modernos” es imperdible, la sobre explotación,  super vigilancia y el control del obrero esclavizada bajo el yugo del capitalismo, https://www..

Nos contagian de salud espiritual y alegría revolucionaria los textos, videos y emisiones de: Áquiles Nazoa, José Ignacio Cabrujas, Miguel Otero Silva, Oscar Guaramato, Kotepa Delgado, Otrova Gomás, Luis Brito García, Carola Chávez, Earle Herrera y Francisco Herrera Luque.

Por youtube pueden descargar a los Roberto en “Como ustedes pueden ver”, reírse con Josélo o Cantiflas; o reproducir los programas radiales de la querida “profe” Cristina González,  recapitular alguno de   los casi trescientos programas de “Con el Mazo Dando”.

Estos obreros de la inteligencia social han  dictado cátedra en el arte de defender la alegría, usando como materia prima el ingenio popular y espíritu esplendido del pueblo venezolano. Pueblo insigne  en  el ejercicio de lo fantástico, para transformar las condiciones existentes, para mejorar la calidad de vida en el plano terrenal, en el aquí y el ahora.

El  adjetivo mordaz,  el verbo asertivo,  el juego vivaz de las palabras, la facilidad de expresión, es el arsenal de la inteligencia social que convierte el humorismo en un alegato, en un ejercicio crítico contra la pandemia neoliberal, que lleva a sus espaldas millones de muertes,  y en un argumento invencible contra las prepotencias.  Es un látigo verbal que se aleja para luego arrojarse con más fuerza contra  el caos organizado por los Estados Unidos.

Nuestro sentido del humor social es una parranda semántica para destruir el conjuro de  la pava macha opositora, un carnaval de palabras que  desviste las conductas del barniz de las apariencias. Es una saparapanda de mazazos contra abyectos enemigos y detractores.

La irreverencia popular es la materia prima que usan todos los obreros de la palabra escrita y hablada,  para entregarnos las mejores sátiras e ironías; también se  valen de la literatura, la ciencia y  los textos sagrados para establecer vínculos   con  la majestad de la vida y sus extraordinarias manifestaciones. La vida y la realidad son infinitamente superiores a la inteligencia humana y los obreros de la palabra (intelectuales)  apuntan en esa dirección, para  a que no se olvide el gran valor de ser venezolano.

El obrero de la inteligencia social, el carpintero de la palabra,  agrega su chispa, su raudal de fantasías, su atrevimiento a transgredir los convencionalismos, operando en la simulación de los hechos, fabricando metáforas, destilando simbolismos; todo ello para desnudar la hipocresía de los grandes genios al servicio del capital,  y  poniendo todo ello, más el caudal de optimismo  al servicio del pueblo.

Es una explosión franca del espíritu en su aspiración de un mundo nuevo y mejor”  (Adriano González León).

 Gabriel García Márquez, obrero del humor social y siempre consecuente  con la inteligencia popular, en su novela “Cien años de soledad”,  captura desde la primera oración  la atención  recurriendo a la metáfora exorbitante. Gabo apela a la levitación  mágica del pensamiento, exacerba los hechos reales para minar dentro de la riqueza espiritual interior del lector, excavando esa risa escondida que hay detrás de todos nuestros problemas,  como si la escritura fuese un cincel que  tratase de encontrar esa mina de oro mental, emocional o espiritual,  que yace en todos  seres.

 En tiempos del coronavirus que hoy nos ataca, vienen al caso  estas líneas suyas sobre  la gran peste del insomnio que azotó a Macondo:

La gente insomne deambulaba por las calles sin rumbo.

La falta de sueño contagió a todos los habitantes de Macondo, impidiéndoles dormir, y eliminando progresivamente todos sus recuerdos. Finalmente el gitano Melquiades consiguió sanarles, les devolvió la memoria, y con ella la realidad, salvándoles la vida y evitando la peor de las muertes… el olvido:

Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso en todo el pueblo.

Con un hisopo entintado marco cada cosa por su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marco los animales y las plantas: vaca, chivo, puerco, gallina, yuca, malanga, guineo.

Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieron las cosas por sus inscripciones, pero no recordarán su utilidad.

Gabo hace levitar los pensamientos en una atmosfera ingrávida de sueños inconcebibles para atacar y desnudar la verdad de los hechos y nos revela que  el olvido es tan grave como la muerte.

La inteligencia social y su descarga de humor es un arsenal ofensivo  contrapuesto al muy oscuro  discurso fascista con sus ingredientes de  odio, racismo, xenofobia, cinismo y violencia expan – sionista.

 El objetivo es mantener la moral en alto, la línea  estratégica es sostener una lucha de largo aliento, con la honestidad de la lealtad, y la fusión del verbo ético y la praxis revolucionaria. 

Ho Chi Minh, Bernard Shaw, Oscar Wilde, Carlos  Marx, Hugo Chávez, Charles Chaplin, El Mariscal Tito,  Fidel y una galería aún más amplia de políticos y pensadores de avanzada, usaron el contra ataque  fulminante por elevación para confrontar al enemigo. En el momento justo y acertado lanzaron contundentes frases, de pocas palabras,  que han tambaleado imperios y los han puesto al descubierto de la conciencia universal.

“Aquí huele a azufre” (Chávez en Naciones Unidas), fueron cuatro palabras más que suficientes para poner los puntos sobre las íes.

“Es que acaso esto es un juego de futbol” (entrevista a Ho Chi Minh), respuesta del Tío Ho a una periodista francesa que  banalizaba la importancia de la Guerra de Vietnam. Una guerra que cambio la historia.

“Y no será que los rusos también necesitan de nuestra ayuda y están pasando más hambre y miseria después de haber puesto más de 25 millones de muertos en la guerra” (Entrevista a Bernard Shaw). Respuesta enfática que dio el dramaturgo pro socialista en favor de Stalin.

 “Solo tomare agua caliente con bicarbonato”, respuesta tajante de Mahatma Gandhi ante la insistencia de que consumiera alimentos, en ocasión de una reunión  con la realeza británica.

La inteligencia social y su carga explosiva de humorismo es una sublime disposición del espíritu humano, una alternativa del carácter que brota, irradia y contagia aún en las más difíciles circunstancias. En eso de romper el protocolo, sin importar la pompa y la circunstancia, el Comandante Chávez fue un gran maestro que sentó precedentes en la historia política de la humanidad.

En cuanto a la  palabra “humour”, su raíz es de origen anglosajón y se refiere al buen carácter o mal  genio de una persona. También tiene el significado de índole caprichosa, fantasía, humorada o sátira.

“Broad humour” (humor amplio o explayado) llaman al género de la farsa o una acción jocosa y burlesca. “Grand Humour” (gran humor) es el humor grandi- elocuente que se esparce en una jornada o tenida de largo aliento.

Humor de salón, humor negro, humor ácido, humor cáustico, humor radial, impreso y televisado; es una válvula de escape por donde irrumpe la propuesta de pueblo empoderado y sus obreros de la palabra.

También existe el “humor biliar”, es un estado mental producto de  la embriaguez de sí mismo y  del exceso de poder;  propio de un narcisista nocivo, despectivo y amargado como Donald Trump. A los anglosajones supremacistas en general, y a los xenófobos neonazistas en particular,  se les dice que tienen un humor flemático porque son apergaminados, engolados y jactanciosos. Ellos, una clase selecta, viven en una tacita de plata, los demás en una letrina de albañal.

Por eso la inteligencia social y su aliada incondicional la risa, cumplen con el deber ser de la  alegría, en medio del fragor de la batalla, como un combustible que alimenta el espíritu de lucha.

Es además la más sublime expresión de la inteligencia innata que  se sirve tanto de su propio impulso creativo, así  como del impulso bruto que  imprime el adversario a sus propias torpezas o inexactitudes.  

La substancia del humor social reside básicamente en el lenguaje en cuanto a que es solidario con la inteligencia popular. De ahí viene la diferenciación entre lo comicidad y lo ingenioso, ambos pueden ir de la mano sin dar más peso a lo último porque se cae en lo grotesco, en el humor pesado o la broma de mal gusto. El mal humor repele, el buen humor contagia.

Si el imperio y sus cachorros ladran es porque vamos bien. Si les atormenta una receta sacada de nuestro exuberante catálogo de plantas medicinales, es porque nuestros recursos, sapiencia y humor son un verdadero poder. Somos el futuro de la humanidad.

 En tiempo de cuaresma y cuarentena alzamos contra el Judas Iscariote de Juan Guiado la poderosa artillería del pueblo disciplinadamente organizado.  Contra el cerco de hambre miserable que este lacayo propone, contra toda clase sanciones genocidas, contra las armas biológicas y la guerra financiera, contra los traidores locales cercanos y lejanos, contra los egos consagrados y las nulidades engreídas, nos  alzamos con  las banderas de la paz, con nuestros sabios de la medicina, con la revolución de la producción  agraria-campesina,  y enarbolamos el puño cerrado de nuestro invencible entusiasmo.

¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria! ¡Venceremos!

ALEJANDRO CARRILLO 

 a.carrillo.g.2019@gmail.com