Cae el imperio español
Publicado: 09/12/2019 05:15 PM
1.- La anarquía:
En 1824 Bolívar y Sucre están en Perú organizando la Campaña del Sur, prácticamente solos, Santander les había retirado el apoyo desde Bogotá. Contaban con el agotado ejército patriota conformado por lanceros de las llanuras venezolanas y neo granadinos leales al Libertador.
José de San Martín dejó fuerzas chilenas y argentinas en estado de anarquía y descomposición que prefirieron retirarse a sus cuarteles de origen. La flota quedó en la costa al mando del oficial de marina inglés Guise, que no obedecía a nadie.
El intercambio epistolar entre Bolívar y Santander evidencia que de las reiteradas solicitudes de apoyo El Libertador solo obtuvo de Bogotá negativas y razonamientos solapados para sabotear el gran despliegue estratégico que estaba en marcha para culminar la expulsión del imperio español de suelo suramericano. La traición se puso de moda y Santander al igual que la aristocracia peruana la adoptaron como perfectos traidores en todas sus variantes.
El Libertador en carta al General José Joaquín Mosquera lo explica de esta manera:
“Este país está plagado por una peste moral. En cinco meses que he estado yo mismo aquí, he visto en cada uno de ellos cinco prodigios de maldad. El primero fue la división de Santa Cruz con Sucre por no reunirse, y la pérdida de su ejército por consiguiente, en una simple marcha. Segundo, la guerra de Riva Agüero contra nosotros y su traición en favor de los españoles. Tercero, la defección de los chilenos y la deserción que hicieron del ejército unido contra mis órdenes y la de su gobierno. La cuarta, el levantamiento de la escuadra del Perú contra su gobierno, las violencias que le hizo a la división de Chile y las leyes que nos impuso en las costas de Trujillo. La quinta y la última, el levantamiento de los soldados y sargentos de los cuerpos del Río de la Plata, que hacían guarnición en El Callao, contra sus oficiales y jefes, para entregar las llaves del Perú y una posesión real a los españoles.”
2.- Bolívar enfermo:
El 1º de enero de ese año de 1824, Bolívar cayó gravemente enfermo en Pativilca, estuvo azotado por fiebres altísimas durante siete días, bajo los cuidados de Manuelita Sanz pudo recuperarse. Su condición física quedó francamente disminuida. El Gral. Mosquera, camino a Bogotá se detuvo a rendirle cuentas y entregar informe de la situación al libertador, el biógrafo de Bolívar, Gerhard Masur, lo describe así:
“..Lo encontró en Pativilca, en su jardín, sentado en un banco destartalado…, delgado, con un pañuelo atado a la cabeza. Tenía tal apariencia de un hombre moribundo que Mosquera tuvo dificultades para ocultar las lágrimas… ¿Y qué piensa Usted hacer ahora? Le pregunto Mosquera con voz trémula. Los ojos cansados del Libertador se iluminaron y con voz plena de decisión respondió: “¡Triunfar!”. Y no era esta una mera exhibición de galería. De un modo sobrio y técnico y con voz calmada, explicó a Mosquera como y porque debía triunfar. “Dentro de tres meses tendré una fuerza para atacar. Subiré la Cordillera y derrotaré a los españoles. Mosquera quedó profundamente conmovido”
3.- Las traiciones:
Previo a las victorias de Junín y Ayacucho, que rompieron definitivamente las cadenas de la esclavitud y la expoliación de seis nacientes repúblicas, Bolívar y Sucre ejecutaron la conformación de un ejército, así como tareas de organización social – militar, económicas y logísticas inimaginables.
A Sucre lo previno de un complot para matarlo, le dio instrucciones para tomar medidas de seguridad en torno a su persona y le dio órdenes de no andar solo y evitar aventuras.
Los cuarteles del virrey La Serna estaban apostados en El Cuzco, su ejército se componía de 12.000 soldados, en su mayoría indios acostumbrados a pelear a 3.000 o 4.000 metros de altura. Sus lugartenientes, Canterac y Valdéz, eran los mejores cerebros que extendían sus líneas de batalla desde Cuzco al Sur hasta el altiplano de Bolivia o alto Perú.
El general realista Pedro Antonio Olañeta, con su ejército de cuatro mil hombres se declaró en rebeldía contra el virrey La Serna y entonces Bolívar aprovecho esta providencial división de las tropas enemigas para ordenar a Sucre que avanzará contra las tropas Canterac y Valdéz.
El astro de la traición, la rivalidad y la intriga tendió sus sombre sobre los oligarcas: La Serna peleó con Pezuela; Riva Agüero peleó con el congreso, y con el Presidente Torre Tagle; y Olañeta a su vez entabló hostilidades contra su virrey La Serna.
También del lado patriota Santander estaba dominado por el astro de la rivalidad, la envidia y la traición; el 24 de octubre de ese año revocó las facultades de Bolívar como Jefe de Estado de la Gran Colombia, aduciendo que no podía ejercer la jefatura desde Perú. Justo cuando Bolívar necesitaba más de esas facultades para erradicar a los españoles, Santander sacó su estilete y lo clavó en la espalda de Bolívar.
4.- La Batalla de Ayacucho:
Por su parte Sucre, fingiendo una retirada se internó durante 30 días en un territorio de 100 millas y atrajo la atención del virrey La Serna, quien lo persiguió, con su contingente armado, en marchas y contramarchas, entre montañas y ríos, en un juego de escondites que dejó exhaustos a los realistas.
En la mañana del 9 de diciembre, a 2.761 metros sobre el nivel del mar, en una pequeña planicie llamada Ayacucho, que en Quechua significa el Rincón de los Muertos, se encontraron ambos bandos en batalla.
Desde la madrugada Sucre había ordenado un intenso fuego de artillería hacia el camino del Conduncurca para impedir la bajada de las tropas enemigas. Los cañones patriotas bloquearon el descenso y aislaron al virrey.
Al amanecer Sucre, con tan solo 30 años de edad, en pocas palabras arengó a sus 5.780 soldados que al unísono vitoreaban a Bolívar:
“De vuestros esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur”
El ejército del virrey era numéricamente superior en casi el doble. Un error en sus órdenes dejó toda su artillería al descubierto. Los lanceros llaneros venezolanos y del Casanare marcharon sin disparar una solo bala hasta ponerse a tiro de los españoles entonces, entonces el Gral. patriota Córdoba, en voz calmada, grito:
“Soldados, en marcha. A paso de vencedores”
Los lanceros arremetieron, la infantería descargó su fuego y bayoneta calada avanzaron arrollando a las tropas de su majestad. Las tropas gran colombinas no encontraron casi ninguna resistencia.
Entonces apareció Canterac, entregó al joven Sucre, en sus manos, la rendición de las fuerzas realistas. En el campo de Ayacucho quedaron tendidos e inertes más de 1.500 monárquicos. La contienda duró poca más de una hora.
Bolívar al recibir la noticia bailó por la habitación pletórico de alegría. En el acto otorgó a su alumno y amigo el título y grado de Gran Mariscal de Ayacucho. Perú quedaba así libertado, y con Perú toda Suramérica.
4.- La hazaña de Bolívar:
Catorce años de batallas, en el marco de una guerra que no admite parangón con los conflictos bélicos que han sucedido en otras épocas y latitudes del mundo; así fue lo ocurrido entre Venezuela hasta Bolivia entre la Declaración de Independencia 1810 y la Batalla final de Ayacucho 1824. Considerando la magnitud del teatro de operaciones, las inmensas dificultades de la geografía y visto como un todo, la proeza de Bolívar es un fenómeno gigantesco.
Simón Bolívar recorrió el equivalente a tres veces la vuelta al globo terráqueo, sobre la línea ecuatorial, montado en mula y caballo, o caminando, a pie como uno más entre la tropa, dando ejemplo de sacrificio, cantando himnos de lucha e infundiendo espíritu de lealtad y coraje a sus compañeros de armas. Fue un ejército que no conquistó sino que libertó seis naciones.
Con tan solo 47 años, combatió en 79 grandes batallas con riesgo de morir en 25 de ellas y protagonizó un total de 472 batallas menores siendo solo derrotado seis veces. Fue Jefe de Estado de cinco naciones y fundo, con relativo éxito, el único proyecto de unidad continental que aún está por consolidarse.
Gracias a la monolítica amistad entre Bolívar y Sucre se logró vencer el entorno de traiciones que acechaban desde Bogotá a Lima, y también se pudo organizar una formidable maquinaria de acción militar que dio fin a más de 300 años de genocidio, expoliación y dominio español.
¡Unida, lucha, batalla y victoria! ¡Venceremos!
ALEJANDRO CARRILLO
a.carrillo.g.2019@gmail.com