15 de septiembre 1963: Bombas, infanticidas y magnicidas
Publicado: 20/09/2018 05:49 PM
1963 fue un año
de intensa rivalidad USA versus U.S.S.R., de un número de ensayos nucleares a
escala planetaria, y también de bombas
explosivas en Birmingham – Alabama. Más
de 22 millones de afroamericanos vivían bajo un marco de normas discriminatorias y luchaban
por derogarlas.
Martin Luther King libraba su titánica lucha contra él KKK. Bregó a brazo partido por la
promulgación de la ley de derechos civiles y políticos. Pocas veces en la
historia el credo religioso, la fe política y la lucha social (espíritu,
corazón y acción) se han cristalizado en
una sola persona como en la vida del Dr.
M.L.King.
El núcleo de su discurso y praxis política surge de
las tres raíces de las virtudes teologales: “la
no violencia y el perdonar 77
veces 7, es una poderosa fuerza moral que
puede cambiar la sociedad y él mundo.”
Con un verbo pausado
y encendido de solidaridad humana y fraternidad cristiana, el reverendo
King traspasó todos los centros de poder de Washington y de
la archi-racista Birmingham, donde hizo gala de suma audacia y talento
negociador. Con su extraordinario don de apóstol, filósofo y orador, se propuso romper con 400
años de injusticia social y racial para lograr las siguientes conquistas:
1.- el derecho adquirido de los ciudadanos
afroamericanos a inscribirse en el registro electoral, ejercer libremente
el voto y ser electos a cargos públicos por la vía del sufragio universal,
directo y secreto.
2.- la eliminación de espacios públicos
segregados, con retrecheras señalizaciones que restringían el acceso de sus hermanos (as)
de piel y sangre a: parques infantiles, balnearios, cafeterías, restaurantes, escuelas primarias y
secundarias, universidades, baños públicos, puestos de autobuses y transporte
público. Estos lugares eran de uso preferencial de la clase aria del sur.
Birmingham, aparte
de ser un pueblo esencialmente minero donde cualquiera es hábil en el manejo de
explosivos, también es la sancta sanctorum
de la segregación racial; lugar de eventuales linchamientos de afro descendientes, a quienes por motivos fútiles e innobles los guindaban
de los árboles, si acaso no eran
previamente apaleados a muerte o
incinerados vivos.
En agosto de 1963
el reverendo Dr. King marchó con 250.000 seguidores hasta el Lincoln
Memorial-Wasinghton D.C.. En Birmingham estallaron bombas en varias iglesias, centros
de reunión y casas de pastores afro americanos de esa localidad. El gobernador George Wallace
y el KKK fueron artífices de un año que llenó a esa ciudad de sangre, represión
desenfrenada y lágrimas.
Esta era tarjeta postal a todo color de
Birmingham, cuando corrían tiempos de una lucha frontal a favor de los
derechos civiles y políticos de la población
negra, y desde los cuarteles del odio racial se lanzó una oposición
brutal.
Una mañana de verano, cálida y lluviosa del
domingo 15 de septiembre de 1.963, el
recinto de la iglesia Baptista de la calle 16 fue el escenario de un
infanticidio atroz. En la madrugada 4 klaneros supremacistas: Thomas Edwin Blanton
Jr., Herman Frank Cash, Robert Edward Chambliss y Bobby Frank Cherry sembraron 15 cartuchos de dinamita debajo de
las escaleras cerca del sótano de ese templo. El dispositivo estaba conectado a
un reloj en cuenta regresiva para detonar a las 10:22 a.m. aproximadamente.
A esa hora, justo
antes de comenzar los servicios religiosos, los
vitrales y ladrillos estallaron
disparándose como proyectiles hacia los asistentes, cuatro bellas niñas inocentes volaron por los
aires como muñequitas de trapo. El impacto hizo irreconocible los cuerpos y uno
de ellos fue decapitado por la magnitud de la carga. En el suelo quedó un
cráter de 5 metros de diámetro, los carros aparcados en la calle contigua
quedaron destruidos y los de más allá con los vidrios añicos. Hubo más de
veinte heridos.
Las cuatro menores
de edad eran voces vivas del coro Baptista:
ADDIE MAE COLLINS, CAROL DENISSE MC NAIR, CAROLE
ROBERTSON y CYNTHIA WESLEY.
Ellas estaban en
los vestidores del sótano del templo y disponían a cambiarse de atuendos para vestir
la toga distintiva del coro de esa iglesia. En la tenebrosa oscuridad de ese
crimen sus almas se elevaron al cielo y brillan con un destello fulgurante
apuntando a la conciencia de la
humanidad.
Birmingham ardió
en protestas y su gobernador George Wallace
militarizó la ciudad, ordenó la represión y otros dos jóvenes negros, también menores de
edad, JOHNNY ROBINSON y VIRGIL WARE fueron abaleados por la espalda por los
cuerpos policiales y tropas militares. Edgar Hoover previno a sus agentes del
FBI de no entregar el resultado de las investigaciones a los fiscales de la
causa.
El Presidente J.F.
Kennedy tomó cartas ante la gravedad del
asunto, aceleró la marcha para la
postergada aprobación de la Ley de Derechos Civiles y Políticos y así garantizar de una vez por todas el ejercicio
al voto, igualdad de oportunidades de empleo y vivienda de los afro
americanos, así como la desagregación y
pleno acceso a lugares públicos y transporte libre de restricciones.
Los monstruos del Ku Klux Klan, responsables de la voladura
del templo Baptista, anduvieron a sus anchas por años. Robert Edward Chambliss
fue procesado y condenado (15) años después. Treinta siete años más tarde Bobby Cherry y
Thomas Blanton fueron llevados a juicio
y condenados; Cash murió sin ser enjuiciado. Edgar Hoover
se encargó de engavetar las pruebas. La impunidad, la denegación de justicia, el retardo procesal,
la omisión ex profesa del debido proceso y la ausencia total del estado de
derecho fue un paraguas de encubrimiento para los infanticidas y sus jefes
klaneros.
1963 culminó en
Estados Unidos con el magnicidio de J.
F. Kennedy, hijo del acaudalado senador Joe Kennedy, quien hizo fortuna con la
destilación ilegal, venta clandestina y tráfico de whisky en la era de la ley seca. Kennedy padre fundó una dinastía política signada por una aureola de
tragedias.
J.F.K, hijo de migrantes irlandeses, héroe de guerra,
abogado egresado Harvard, no se acreditaba en los círculos del W.A.S.P., siglas en inglés de “blancos,
anglosajones y protestantes”. Su condición
de católico, sus políticas de estado anti
supremacistas, su disposición de no
intervenir militarmente a Cuba, su sintonía con la lucha del Dr. King y la abolición definitiva que propuso para acabar la
segregación racial, detonó la bala magnicida que le arrancó más de medio
kilo de masa encefálica, a manos de un
“lunático solitario”. Hecho ocurrido en la xenófoba, secesionista y racista Dallas-Texas,
el 22 de noviembre de ese fatídico año.
Entre 1.945 y
1.998 Estados Unidos detonó más del 50%
de todos los ensayos nucleares (1.054 en total), radiando en su empeño apocalíptico la atmósfera, la
estratósfera, los fondos marinos y la superficie de la tierra. El cáncer se ha
proliferado desde entonces.
(Fuentes: A
Testament of Hope, escritos esenciales de M.L.King
Play boy magazine, entrevista a M.L. King, enero 1.965.
ALEJANDRO CARRILLO