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LA GUERRA DE LAS BOTELLAS - 720.000 botellas le han quebrado a Grapette en Guerra de Refrescos

Publicado: 16/10/2024 09:00 PM

(EL NACIONAL, 23 de octubre de 1974)

  • En octubre de 1974, con métodos gansteriles, una familia, aliada a muchos negocios y testaferros del presidente Carlos Andrés Pérez, mató a medianas industrias del refresco, para apoderarse del mercado.
  • Las prácticas mafiosas llegaron a su máxima expresión cuando los fabricantes de otras marcas se negaron a subir los precios bajo las amenazas y chantajes de Pepsi Cola de sacarlas del mercado.
  • Entonces, las bandas de la Pepsi Cola, propiedad de Diego Cisneros (1911-1980), acabaron con la existencia de botellas de otras marcas, lo cual asestó un golpe bajo, al agregar un costo adicional en la reposición de botellas de vidrio nuevas.
  • En poco menos de un mes, 720.000 botellas de los fabricantes de Grapette fueron destruidas, voltearon camiones de reparto, de esta y otras marcas, hasta en algunos casos sus choferes fueron abaleados.
  • Esta acción criminal conllevó al cierre de por lo menos cinco empresas embotelladoras y la pérdida de miles de puestos de trabajo.
  • Esto era lo que el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, llamaba: “Democracia con Energía”.
  • Se consumían en Venezuela, para aquel entonces, un promedio de 120 millones de botellas de gaseosas al año. Cerca de 9 botellas por habitante.
  • Los antecedentes de estas prácticas datan de 1939, cuando el recién llegado Diego Cisneros obtuvo la franquicia para la fabricación y distribución de Pepsi Cola.
  • Su fórmula gaseosa resultó muy aguada para quienes estaban acostumbrados a otras de mejor sabor: Grapette, Orange Crush, Cola Dumbo, A1 e inclusive la predominante Coca cola.
  • Entonces Don Diego, aliado de Betancourt en los negocios del trienio adeco (1945-1948), aplicó los métodos gansteriles aprendidos en su Cuba natal.
  • Cisneros padre giró instrucciones para destruir, a como diera lugar, las botellas de otros refrescos de la competencia. Sus agentes recogieron las gaveras llenas en las bodegas, supermercados y abastos, asaltaron camiones y voltearon sus cargas. Llegaron inclusive a tomar los almacenes de la competencia para quebrarlas a cabillazos.
  • Estas bandas mercenarias también se dedicaron a asaltar las sedes de los sindicatos de transportistas, para impedir sus reuniones, casi siempre en compañía de funcionarios policiales autorizados por Betancourt.
  • Pasados más de 50 años, a la fecha de hoy, el consumo de bebidas gaseosas azucaradas ha sido desplazado en parte por el agua.
  • Ahora la guerra de las embotelladoras es por el monopolio de las mejores aguas. Para ello son capaces de SECAR todos los acuíferos y manantiales. Acaparar el mercado sin la más mínima inversión para reforestar las cabeceras de las cuencas hidrográficas. Porque lo sustentable del negocio del agua es monopolizarla y explotarla, no fortalecer las fuentes que la producen.
  • Aunque Pepsi Cola ahora está en manos del Grupo Polar, la segunda generación de la familia Cisneros detenta la franquicia de Coca Cola.
  • Una tercera generación de esta estirpe amenaza con regresar a sus fueros con la traída de un multimillonario fondo buitre para adquirir empresas potencialmente exitosas a precio de gallina flaca.
  • Se trata de Eduardo Cisneros, nieto del quiebrabotellas, quien fundó una empresa llamada 3B1 Guacamaya Fund LP, con capital de 200 millones de dólares, para adquirir activos baratos en Venezuela.

REDACCIÓN MAZO