Erik Prince: La cara visible del terrorismo legalizado
Escucha esta noticia: 🔊
Tu navegador no muestra audio
Publicado: 13/08/2024 06:00 PM
Erick Prince es un conservador republicano que gracias a la guerra ha logrado triplicar su fortuna familiar, como dueño de la empresa Blackwater, una de las más grandes contratistas de personal de seguridad del Departamento de Estado de EEUU desde el 2001, cuando la Agencia Internacional de Inteligencia (CIA) le otorgó alrededor de 600 millones de dólares en contratos clasificados tanto a su compañía, como a las filiales.
Su éxito en los negocios
también va de la mano de sus importantes contactos políticos, desde sus inicios como pasante en la
Casa Blanca, bajo la presidencia de George
Bush (padre); el excandidato presidencial demócrata John Edwards lo
calificaba de "compinche político" de George W. Bush.
El crecimiento del negocio
guerrerista de Prince ha pasado de
ser un modesto centro de entrenamiento de policías locales a ser un verdadero
holding militar con múltiples ramificaciones. Desde su fundación en 1997 y
sobre todo desde el 11 de septiembre de 2001, su firma obtuvo contratos
multimillonarios por sus servicios de protección en Irak y Afganistán.
En los seis años siguientes
a los atentados del 11-S, Blackwater
le facturó al gobierno de EEUU casi
850 millones de euros por diferentes servicios, dentro de las ofertas promocionales
de su negocio y en sus paquetes de mercadeo detalla “si necesitan aviones o
helicópteros está Aviation Worldwide, o Presidential Airways, si
se necesitan espías, Total Intelligence Solutions podría ayudar y para operaciones especiales o secretas estaría
la unidad llamada Blackwater Select”, y así con una serie de operaciones
cada vez más especializadas, como aquella dirigida a la seguridad marítima vehículos
blindados.
A pesar de los escándalos
en que se ha visto envuelto su empresa Blackwater,
hoy llamada Academi, los expertos
afirman que la administración de Barack
Obama tuvo mucha ayuda del negocio
de Prince, cuyas fuerzas fueron conocidas
alguna vez como el ejército en las sombras de George W. Bush.
"Se trata de
conveniencia y costo, el Departamento de Estado norteamericano se hizo
dependiente de sus contratistas en Irak
porque contratarlos era más fácil que asignar suficientes fuerzas propias a
ciertas tareas", explicó Benjamin
Friedman, analista del Brookings Institute, de Washington. También, el experto en
estrategias militares Sean McFate, de la New America Foundation comentó que esta "dependencia" no
sólo abarca "los servicios de protección en el terreno, sino también el
entrenamiento de soldados y policías extranjeros".
El caso es que durante el
gobierno de Bush, el rol de Blackwater fue mucho más allá de la
protección de funcionarios o de resguardar caravanas o instalaciones sensibles
en Irak. Según reveló el diario The New
York Times, la CIA le
habría confiado en 2004 la búsqueda del mismísimo Osama Bin Laden y sus
secuaces jihadistas e incluso los aviones Predator
que se usaron en la guerra en Afganistán
fueron armados por una de las divisiones "secretas" de la compañía.
Más adelante, en una
entrevista realizada por el diario La Nación
en 2009, el ex consultor del departamento de Defensa de EEUU, James Robbins, explicó que Prince se ha ocupado en reclutar a
muchas de las figuras de la CIA,
como el actual vicepresidente de la firma, Cofer
Black, quien fue el encargado de las operaciones antiterroristas después
del 11-S, el mismo que advirtió que
traería la cabeza del líder de Al-Qaeda
en una caja con hielo seco, asegurando que Blackwater
puede ser mucho más eficiente en usar gente con experiencia", dijo Black,
porque en su centro de operaciones ubicado en Carolina del Norte se entrenan más de 40 mil
uniformados al año, procedentes de distintas ramas de las Fuerzas Armadas.
El emprendedor y mercenario
estadounidense, Erik Prince, es muy
cercano al multimillonario Donald Trump, y según afirmó en una noticia publicada por
el diario El Mundo en mayo 2019, “lleva
meses tratando de organizar un ejército de 5 mil mercenarios para
derrocar al régimen de Nicolás Maduro”.
Además, en ese mismo año, el
portal de noticias Reuters, explicó
que “el plan de Prince es crear un
ejército de entre 4.000 y 5.000 soldados que opere desde Colombia, especialistas en tareas de inteligencia y espionaje para
derrocar a Maduro. El Gobierno de Colombia se ha opuesto hasta la fecha a
actuar como base para cualquier tipo de acción armada contra Venezuela, a pesar de las malas
relaciones entre los dos países y de que Bogotá
está cargando con el grueso del coste de la huida masiva de venezolanos de su
país. El plan también es extraño desde el punto de vista militar, ya que para
invadir y estabilizar Venezuela
serían necesarios muchos más de 5.000 soldados”.
Recordemos que ya en enero 2019,
el consejero de Seguridad Nacional de EEUU,
John Bolton, apareció en una rueda de prensa en la que se discutía la
situación en Venezuela con un
cuaderno amarillo en el que había escrito claramente "5.000 tropas a Colombia".
Luego en 2021 el mundo se
asombró por la propuesta de negocio de Prince,
en el que “por 5.500 euros te saca volando de Afganistán y por un poco más puedes contratar el paquete premium “puerta
a puerta” que incluye mercenarios que te recogen en casa y se aseguran de que
llegues vivo al aeropuerto de Kabul”,
éste antetítulo del diario El Mundo impactó
a todos, un emprendedor de la guerra con décadas de experiencia en sacar tajada
de la desesperación, el caos y la violencia.
Según informó The Wall
Street Journal, Erik Prince, exmilitar y fundador de la empresa militar privada Blackwater, se
lucró con el dolor y sufrimiento de los afganos. De acuerdo al
diario estadounidense, el billonario estuvo cobrando $6,500 por asiento a todos los afganos que
deseen abandonar el país en un avión fletado.
Ahora, éste se “ofrece”
como salvador de la oposición venezolana para salir del presidente reelecto Nicolás Maduro, ya a inicios del año, tuvo intenciones de infiltrarse en Venezuela y usar Guyana para activar planes colonizadores, como lo denunció la
diputada Tania Díaz en el mes de febrero.
Pareciera entonces que las opciones de la derecha venezolana nunca son
asociadas con la democracia, solo sangre, violencia y terror es su propuesta
para el país.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO