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El imperialismo en acción: Desestabilización en Bangladesh y Venezuela

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Tanto en Bangladesh como en Venezuela, el guion de la desestabilización imperialista es el mismo
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Publicado: 04/09/2024 12:39 PM


La política de desestabilización promovida por el imperialismo norteamericano ha dejado su marca en diversas naciones soberanas que se niegan a ceder a los intereses de Washington. En Bangladesh, por ejemplo, el derrocamiento de Sheikh Hasina en 2024 fue solo una muestra más de cómo Estados Unidos utiliza su retórica de "democracia" y "libertad" para justificar golpes de Estado y promover gobiernos títeres. Este mismo guion ha sido aplicado sistemáticamente contra Venezuela, particularmente en los recientes intentos de desestabilización encabezados por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia.


El caso venezolano: El imperialismo y las falsas democracias


Tras las elecciones del 28 de julio de 2024 en Venezuela, la oposición liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia ha insistido en que hubo fraude electoral, rechazando los resultados que dieron la victoria a Nicolás Maduro. González Urrutia se autoproclamó presidente, apoyado por sectores opositores y algunos gobiernos extranjeros que cuestionaron el proceso electoral sin pruebas contundentes. El imperialismo norteamericano, aliado con países lacayos y corporaciones, ha sido un actor clave en este escenario, apoyando los intentos de desestabilización mediante la financiación de grupos opositores y campañas de desinformación.


El mismo patrón observado en Bangladesh con la caída de Hasina, donde movimientos opositores fueron financiados y apoyados por actores externos para justificar la intervención, se repite en Venezuela. Tanto Machado como González han promovido una narrativa de confrontación violenta, incitando a la insurrección y llamando a la "defensa de la democracia" a través de métodos que claramente buscan crear caos social. Durante las protestas posteriores a las elecciones de julio, se registraron más de 27 muertos y 2,400 detenidos, lo que muestra la gravedad de los hechos.


La agenda desestabilizadora de María Corina Machado y Edmundo González


Machado ha sido una figura clave en la desestabilización del país, al utilizar un discurso incendiario que promueve la desobediencia civil y la confrontación abierta con el Gobierno de Maduro. Bajo su liderazgo, la oposición ha llamado a desconocer las instituciones venezolanas y ha apelado a alianzas internacionales para presionar por un cambio de régimen. La participación de Edmundo González Urrutia, en esta agenda, ha sido igualmente significativa, proclamándose como el presidente legítimo mientras evade comparecer ante la justicia, lo que ha llevado a que se emitan órdenes de captura en su contra por conspiración y sabotaje.


Este tipo de tácticas se asemejan a las revoluciones de color impulsadas en otros países, donde actores internacionales financian y apoyan movimientos internos para derrocar gobiernos que no se alinean con sus intereses. El objetivo final no es la democratización, sino la sumisión de estos países a los designios de Washington y sus aliados corporativos.


La historia repetida: Juan Guaidó y los Golpes Suaves


El caso de Edmundo González Urrutia recuerda el intento fallido de Juan Guaidó, quien en 2019 se autoproclamó presidente de Venezuela con el apoyo de Estados Unidos y otros países, en un intento claro de golpe suave. Aunque Guaidó nunca tuvo control real del gobierno, su proclamación fue utilizada como un mecanismo para justificar sanciones y más presiones internacionales contra la nación, profundizando la crisis económica y social del país.


En ambos casos, tanto con Guaidó como ahora con González Urrutia, la estrategia imperialista es clara: Fomentar la deslegitimación de las instituciones nacionales y promover el caos interno para debilitar al gobierno y crear las condiciones para una intervención externa.


Conclusión: La resistencia del Pueblo venezolano


Tanto en Bangladesh como en Venezuela, el guion de la desestabilización imperialista es el mismo. Las revoluciones de color, los golpes suaves y las campañas de desinformación buscan someter a naciones soberanas a los intereses del imperio norteamericano. Sin embargo, el Pueblo venezolano, liderado por Nicolás Maduro y el chavismo, ha resistido estos embates, defendiendo su soberanía frente a las acciones fascistas y desestabilizadoras promovidas por la oposición y apoyadas por actores internacionales.


La lección es clara: la lucha por la soberanía no es solo una batalla contra actores internos, sino una resistencia contra el imperialismo global que busca imponer sus intereses a cualquier costo.

REDACCIÓN MAZO