201 años de la Doctrina Monroe y su lamentable vigencia
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Publicado: 02/12/2024 02:04 PM
La historia de los países de América
Latina siempre ha estado marcada por una constante lucha entre la
consolidación de su independencia, autonomía y derechos soberanos a la libre
autodeterminación y las ambiciones de potencias imperialistas para saquearlas.
En este contexto, la Doctrina
Monroe, proclamada en diciembre de
1823, se presentó como una nueva arma de doble filo de la política exterior estadounidense, un
símbolo de sus ambiciones expansionistas y una herramienta que inicialmente se
proyectó como protectora de la independencia del continente, pero que con el
tiempo se convirtió en la política
exterior del garrote o
The Big Stick.
Simón Bolívar, recibió la noticia sobre la promulgación de
esta doctrina de política exterior estadounidense con gran cautela. Ya en junio
de 1817, a raíz de la confiscación de las goletas
mercantes estadounidenses Tigre y
Libertad en el Río Orinoco, repletas ambas de armas, municiones y
pertrechos para los ejércitos españoles, redactó al emisario del gobierno
estadounidense, J.B. Irving, una
contundente respuesta advirtiendo sobre
el carácter hostil y la naturaleza bélica de ese país contra la naciente
República de la Gran Colombia.
Posteriormente, el
5 de agosto de 1828, El Libertador Simón Bolívar, fue el
primero en advertir, proféticamente,
sobre los peligros y amenazas que los EEUU significarían para las naciones de Latinoamérica y el mundo
cuando exclamó: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para
plagar la América de miserias a nombre de la libertad”.
Este es un claro testimonio de su desconfianza hacia las
verdaderas intenciones del gobierno estadounidense, Bolívar entendió que la lucha por la independencia no terminaba con
la derrota de las potencias europeas; el nuevo desafío sería resistir el avance
del imperialismo naciente de Estados
Unidos.
El paralelismo en la actualidad lo representan las sanciones, el bloqueo, el cerco de hambre,
el injerencismo en los asuntos internos y la constante amenaza de una
intervención militar directa o mercenaria.
Desde la perspectiva de la Doctrina Bolivariana de Hugo Chávez, la comparación entre la Doctrina Monroe, la visión bolivariana
de soberanía y las actuales sanciones contra Venezuela evidencian la continuidad histórica de la agresión
imperialista yanqui, la continua resistencia de los Pueblos en defensa de su
integridad territorial, su identidad cultural y la dignidad de los que la conforman.
La
Doctrina Monroe: Una Máscara de Dominación
La Doctrina Monroe, bajo la consigna “América para los americanos”, se presentó como una declaración
anticolonial que rechazaba la interferencia de las monarquías europeas en los
asuntos del continente. Sin embargo, esta supuesta defensa de la autonomía
americana se transformó rápidamente en una política de expansión, vigilancia, control
y castigo por parte de Estados Unidos.
En lugar de promover la soberanía de los Pueblos, se convirtió en una
herramienta para consolidar su hegemonía sobre el hemisferio occidental
americano, quedando relegadas las demás naciones al papel de áreas verdes del
jardín imperial.
Hoy en día, la agresión contra Venezuela, bajo el disfraz de “defensa de la democracia” o
“protección de los derechos humanos”, no es más que una continuación de la Doctrina Monroe adaptada al siglo XXI.
Las sanciones económicas, promovidas por Estados
Unidos y sus aliados, representan un acto de guerra económica cuyo objetivo
es doblegar al Pueblo venezolano, desestabilizar su gobierno y tomar control de
sus recursos estratégicos, particularmente el petróleo, el oro, el coltán, los
recursos hídricos y forestales.
Estas medidas coercitivas unilaterales, que
violan los principios del derecho internacional y de la autodeterminación de
los Pueblos, han provocado graves consecuencias en la economía venezolana,
afectando especialmente a los sectores más vulnerables. Sin embargo, en lugar
de destruir la Revolución Bolivariana,
han fortalecido la resistencia del venezolano, tal como lo soñó Bolívar cuando
luchó contra el imperio español y la Triple Alianza europea.
La respuesta
bolivariana a las medidas unilaterales y coercitivas se resume en el
último gran mensaje de Hugo Chávez, el
8 de diciembre de 2012: “Unidad, lucha,
batalla y victoria”. Es decir la resolución indeclinable de resistir unidos los zarpazos imperialistas,
con la inquebrantable seguridad de que las fuerzas indetenibles de la historia
nos darán la gran victoria total. Es "el triunfo de la Libertad sobre el despotismo" como reza el título del libro de Juan Germán Roscio.
Desde la llegada del Comandante Hugo Chávez al poder en 1999, el
proyecto bolivariano ha enfrentado las amenazas imperialistas con firmeza,
promoviendo una política de soberanía plena, integración regional y justicia
social. En este contexto, las sanciones y bloqueos impuestos por Estados Unidos no son más que un
intento de castigar a un país que ha decidido ser libre y soberano.
El chavismo ha invocado constantemente el legado
de Bolívar como un símbolo de lucha
antiimperialista. La fusión popular cívico-militar, la diversificación de
alianzas internacionales a través de organismos como los BRICS, el ALBA, la CELAC, UNASUR y el fortalecimiento
de los lazos con potencias emergentes como Rusia,
China, India, Irán, Vietnam y Turquía son estrategias bolivarianas modernas
para contrarrestar el aislacionismo al que nos quieren someter.
La
Doctrina Monroe y la Continuidad Imperialista
Desde la perspectiva chavista, la Doctrina Monroe sigue vigente en las
acciones de Estados Unidos, que
continúa utilizando diferentes formas de intervención para subyugar a los Pueblos de América Latina. Los
golpes blandos, la manipulación mediática, las sanciones económicas y los
intentos de aislamiento diplomático son nuevas herramientas para perpetuar la
misma lógica de dominación imperialista denunciada por Bolívar hace dos siglos.
Venezuela, como bastión de la resistencia antiimperialista en la
región, se ha convertido en un blanco estratégico del imperialismo. Sin
embargo, al igual que Bolívar luchó contra las fuerzas coloniales en su tiempo,
el Pueblo venezolano sigue luchando hoy contra las agresiones modernas,
defendiendo su derecho a construir un modelo social, económico y político
propio.
Conclusión: Bolívar Vive en la Resistencia
Revolucionaria
La comparación entre la Doctrina Monroe, las advertencias de Simón Bolívar y las actuales sanciones contra Venezuela demuestran
que la lucha por la soberanía y la autodeterminación sigue siendo tan relevante
hoy como lo fue en los siglos XIX y XX.
Desde la perspectiva chavista, el espíritu de Bolívar vive en la resistencia del
Pueblo venezolano, que, frente a las adversidades impuestas por el
imperialismo, se mantiene firme en la construcción de una Patria libre, justa y
soberana.
La historia nos enseña que los imperios pueden
intentar doblegar a los Pueblos, pero nunca podrán extinguir su deseo de
libertad. Venezuela, con su Revolución Bolivariana, encarna hoy ese
espíritu de resistencia y reafirma el sueño de Bolívar de una América
Latina unida, soberana e independiente.
REDACCIÓN MAZO